2. Establezca una comunicación proactiva en la que usted se comunique con sus clientes antes de que ellos lo hagan con las empresas. Genere un continuo diálogo con ellos que no siempre tenga una intención vendedora.
3. Piense en el largo plazo y en el valor de cada cliente en función de todo el tiempo que va a permanecer haciendo negocios con nosotros. Planifique esta relación.
4. Escuche la voz del cliente en forma de queja o reclamación. Aproveche de forma positiva esta valiosa información, recuerde que los clientes le están otorgando una segunda oportunidad.
5. Genere una atmósfera vital que sorprenda de forma positiva a sus clientes y supere sus expectativas. Para ello es fundamental planificar el contacto con los clientes estableciendo protocolos de actuación.
6. Recuerde la importancia del concepto de la “CALIDAZ” ya que con la calidad sólo no es suficiente. Incorpore toques cálidos a la relación: complicidad, cercanía, humanidad. La “Calidaz” es la suma de dos factores claves, la calidez y la calidad.
7. No subestime la importancia capital del cliente interno, forme a sus empleados e incentívelos para que impliquen. Recuerde que su participación es vital para que el contacto con el cliente se produzca de la forma correcta, aumentando los niveles de lealtad.
8. Genere costes de cambio, en el buen sentido, que permitan mantener a sus clientes.
9. Proporcione un flujo continuo de valor. El conocimiento exhaustivo de sus clientes le permitirá conocer sus necesidades. Aproveche cualquier ocasión para proporcionarle un mayor valor añadido en forma de herramienta para su negocio o detalles personales, relacionados con sus hobbies o preferencias.
10. No caiga en el error de pensar que la fidelización tiene forma de tarjeta. Hablamos de un concepto estratégico mucho más amplio que puede incluir multitud de acciones que le permitan mantener un mayor número de clientes satisfecho.
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